LAS INTERMINABLES “CRÍTICAS” A “DESFILE DE EXTRAÑAS FIGURAS”

Unas historias se cruzan en escena. El presente de una destacada artista ya en decadencia, un pasado tanguero plagado de buenos recuerdos y una realidad más cercana que, durante la última dictadura militar, dejó fuerte secuelas.
 
Esta nueva versión de la pieza de Carlos Pais vuelve a recuperar su intensidad a través de la dirección de Norberto Gonzalo. Sobre todo en la construcción de ese mundo femenino tan personal, oscuro, que termina cubriéndose de un patetismo extremo.

Es rico el juego que comparten Marcela Fernández Señor (Violeta) y Liliana Lavalle (Beba), donde se imponen las cualidades particulares de cada uno de los personajes. La relación entre ambas es sumamente potente y entonces se torna más esclarecedora.

La escenografía de Lucía Trebisacce y Carlos Bustamante recrea con sobriedad y estilo ese espacio, también sombrío, que contiene a unas mujeres que ven desfilar el pasado siempre de manera dolorosa.

Carlos Pacheco - Diario LA NACIÓN
 

La pieza es sorprendente.

El estupendo trabajo de Marcela Fernández Señor es de una total entrega al personaje, a tal punto que hasta la deformación de los pies de la anciana artista dipsómana que corporiza, se adivina aun con las medias puestas. El estado lánguido de una vida que en cualquier momento finaliza, a pesar de los momentos en que una chispa de esplendor puja por encender una sonrisa, está reflejado con total convencimiento. También Liliana Lavalle hace un muy buen trabajo, en el rol de la adusta y cansada servidora. Los movimientos almidonadamente sutiles de Ángel Rico, como Gardel, son los ideales para quien escapa de una foto. Víctor Hugo Carrizo brinda el suspenso acorde al oscuro personaje que interpreta.

Con una impecable puesta en escena, buen vestuario, completa escenografía que no desdeña un tocadiscos que mueve el pick up hasta encontrar el surco, y un trabajo minucioso de iluminación, el texto de Carlos Pais adquiere, en manos de Norberto Gonzalo, el clima propicio y preciso que impacta emocionalmente, resaltando también momentos de exquisito humor como la poesía del durazno.

Martín Wullich
 

Una obra que seduce desde lo maravilloso de los tangos con la pátina cómica de la relación de dos ancianas. Desfile de extrañas figuras nos inunda con un perfume dulce y el sabor amargo del otoño de la vida. Una historia hilvanada con frases de tangos reconocidos, lenguaje con el que Violeta Echagüe puede expresar amores y dolores que la demudan y desarman su gastado corazón.

Marcela Fernández Señor y Ángel Rico se desempeñaron maravillosamente en su rol de cantantes con buenos arreglos musicales. Muy buenas actuaciones todas.
La escenografía bellísima, de época, muy buenas ideas, telas transparentes que forman parte de los muros, marcos vacíos marcan que los personajes son casi solamente recuerdos que vida. La iluminación es trabajada de manera que en varias ocasiones los actores parecen personajes de un cuadro. Una joya.
 
María Inés Senabre – Espectáculos, Álamo Dorado

 

Fecha de publicación : 10-03-2011