26/02/2017 Perfil - Nota - Política - Pág. 4

BAJEN LAS ARMAS...

CTERA*

El gobierno nacional le ha declarado la guerra a la educación. Decidió, abiertamente, instalar un lenguaje bélico.

Sus funcionarios provinciales atacan a los representantes de los docentes en un clima de amenazas a familiares, campañas sucias en redes e intentos de desprestigiar la tarea docente y a sus organizaciones gremiales. ¿Por qué? Intentar una respuesta nos lleva a otra pregunta. ¿Cómo se explica que en 2016, con el mismo gobierno, los mismos funcionarios, los mismos docentes y los mismos representantes, se firmó un acuerdo en la Paritaria Nacional y las clases comenzaron sin mayores inconvenientes? El Gobierno ha inventado este conflicto.

Por un lado, porque su objetivo es volver a provincializar el debate educativo, desde el piso salarial hasta la formación docente. El ministerio nacional se limitará a ser un facilitador de negocios de empresas destinadas a vender servicios al sistema.

Por otro, porque su "guerra" contra la educación forma parte de un ataque más amplio a todas las herramientas legales que tenemos los trabajadores para proteger nuestros derechos.

Dos momentos. El 3 de enero miles de docentes nos movilizamos al Ministerio de Educación para evitar el cierre del Programa de Formación Nuestra Escuela. Allí, pedimos que se cumpla con la Paritaria Nacional en varios aspectos pedagógicos y de inversión educativa.

Sin paro, sin limitar el reclamo a lo salarial. El 2 de febrero, después de que Esteban Bullrich declinara su obligación como ministro, destruyera los canales de diálogo, incumpliera la Ley de Financiamiento Educativo y trasladara la responsabilidad a las provincias, nos volvimos a movilizar, otra vez sin paro, para pedir que se cumpla con la Ley de Paritaria Nacional y con la lejana promesa de promover el diálogo.

A los funcionarios que en vez del diálogo optan por el agravio, a los que apelan a oscuros engranajes de la campaña sucia, a los que piensan que con amenazas lograrán que los representantes gremiales entreguen sus principios, a los que quieren reinstalar la violencia, les decimos: "Bajen las armas, que aquí sólo hay pibes aprendiendo".

Tal vez sea eso lo que el Gobierno teme, que haya niños aprendiendo. Quizá sea ése el motivo profundo de su declaración de guerra a la educación. Pero es una guerra que, aun ganando, la perderá.

Como ya la perdieron otros. Porque la sociedad argentina mayoritariamente defenderá la educación. Y porque los docentes, además de elegir cada día la profesión, el oficio, el trabajo de enseñar, amamos lo que hacemos.


*Texto escrito por la Junta Ejecutiva.