El Día de las Niñeces es una fecha para reafirmar que lxs niñxs y adolescentes son sujetos de derechos y que su protección y cuidado deben ser la máxima prioridad para los Estados y para toda la sociedad.
Este día es una invitación a la reflexión y a la acción cuyos objetivos son "llamar la atención sobre la situación de lxs niñxs mas vulneradxs, dar a conocer los derechos de las niñeces y concientizar a las personas de la importancia de trabajar día a día por su bienestar y desarrollo".
En el contexto actual, donde el Estado Nacional se corre de la responsabilidad y el deber de garantizar el cuidado y la protección de lxs niñxs y adolescentes, es urgente levantar la voz de manera crítica frente a discursos y políticas estigmatizantes que atentan contra la dignidad y los derechos de lxs mismxs.
Como Trabajadorxs de la Educación enfrentamos el avance de propuestas que buscan la baja de la edad de punibilidad, esgrimiendo argumentos falsos, culpabilizadores y estigmatizantes, que pretenden judicializar las niñeces, adolescencias y juventudes y criminalizan la pobreza.
Nos alarma la falta de garantías y oportunidades que hoy les niega el Estado Nacional a lxs niñxs y adolescentes, en lugar de garantizarles condiciones dignas de vida y un futuro posible. Son políticas concretas que ignoran que un/a niñx o adolescente es un sujeto de cuidado, no de castigo.
Cabe destacar también que el Gobierno Nacional vetó la Ley de Emergencia en Discapacidad, lo que implica un ataque directo a la diversidad, al respeto y a la humanidad. Las niñeces con discapacidad son especialmente vulnerables a la discriminación y los discursos de odio en su contra demuestran una profunda falta de ética, de reconocimiento y de cuidado. Del mismo modo, las políticas que atacan a la salud, desmantelando programas de vacunación o limitando el acceso a medicamentos y tratamiento esenciales, poniendo en riesgo la vida y el bienestar de millones de niñxs y adolescentes.
En este panorama, la responsabilidad es colectiva. Inspiradxs por la poética de Mario Benedetti, es momento de parafrasear su llamado a no evadir el compromiso:
No te salves, quédate en el grito de esa niñez que nos duele...
No te quedes en la orilla del cómodo silencio...
No te salves, porque el miedo de ellxs es el hambre y la incertidumbre.
No te salves de la infancia que sangra, de la adolescencia que clama.
En este sentido, la Educación Sexual Integral (ESI) emerge como un derecho y una herramienta indispensable para el cuidado de las niñeces. Es en el marco de la ESI donde se generan espacios seguros para la prevención de abusos, a través de la promoción del autoconocimiento y el respeto por el propio cuerpo. Además, la ESI brinda un marco para que lxs niñxs y adolescentes puedan expresar su afectividad de manera libre y sana, y es el camino para construir una comprensión profunda de sus derechos, permitiéndoles reconocerse como sujetos de deseos, afectos y decisiones. Es un escudo de cuidado y una brújula para el desarrollo de su autonomía.
La protección integral de las niñeces es una necesidad que abarca desde los 0 a los 18 años, y requiere un compromiso innegociable con su bienestar físico y, fundamentalmente, con su salud mental. La valoración de la afectividad, el acompañamiento en sus procesos de crecimiento y la promoción de un entorno seguro son pilares que debemos sostener con firmeza. En este sentido, es imperativo que las niñeces sean consideradas como sujetos de derechos, y no como objetos de consumo, comercio o explotación. No son un nicho de mercado ni una oportunidad de negocio, sino seres en pleno desarrollo que necesitan ser protegidos de la mercantilización de sus vidas y de la presión de un sistema que busca definir por lo que se tiene y no por lo que somos.
Las niñeces no pueden transformarse en un campo de batalla político, sino ser objetivo de cuidado, de políticas públicas integrales y específicas que hagan de un presente pleno un futuro igualitario.
Como Trabajadorxs de la Educación, nuestro lugar es fundamental: la Educación es el espacio donde se defiende la dignidad, se entrama desde la solidaridad y se forman ciudadanxs que saben que el respeto y la inclusión son las bases de una sociedad justa. Por eso, nuestro compromiso no termina en el aula: se extiende a la exigencia permanente al Estado nacional para que garantice la protección integral de los derechos de niñeces y adolescencias, sin retrocesos ni claudicaciones. Somos nosotrxs quienes tenemos la tarea de proteger ese futuro, de ser la voz que se alza contra la injusticia y de ser el refugio donde cada niñx o adolescente pueda crecer sintiendo seguridad y protección.
El lugar de lxs niñxs y adolescentes es la familia, la Escuela, el club de barrio.
¡Nuestro compromiso es cuidar y proteger lo que crece!
¡EL DEBER DEL ESTADO ES GARANTIZAR SUS DERECHOS!