10 DE OCTUBRE: DÍA MUNDIAL DE LA SALUD MENTAL

La Salud Mental es un Derecho Humano Universal

Desde 1982 se conmemora cada 10 de octubre el Día Mundial de la Salud Mental (SM). Se trata de una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Mundial para la Salud Mental (WFMH).

Este año el lema remite a reconocer la Salud Mental como un Derecho Humano Universal.

La situación de salud mundial en el tema de la salud mental es preocupante, se estima que para 2030 el costo generado por los problemas de salud mental será más de la mitad del que corresponde a las enfermedades crónicas no transmisibles (que incluyen problemas cardiovasculares, cáncer, diabetes y enfermedades respiratorias crónicas).

La SM ocupa un lugar poco priorizado en las agendas de políticas públicas y sanitarias de los países del mundo y de la región de las Américas. Los suicidios en la primera década del siglo XXI aumentaron especialmente en los países de la región más que en cualquier otra del planeta. La "brecha" de atención en SM para problemas moderados y graves es de más del 60 % (personas que quedan sin posibilidad de acceso a la atención de sus padecimientos). Se verifica que el acceso a la atención está aún más dificultado por determinantes como la pobreza, las desigualdades sociales y de género, las migraciones e incluso la discriminación por condición de discapacidad o motivos raciales.

Las líneas de acción estratégica que propone la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para colaborar con los Estados en la implementación de políticas de SM que puedan responder a las necesidades de las personas incluyen:

1- Fortalecer el liderazgo, la gobernanza y las alianzas multisectoriales, e integrar la salud mental en todas las políticas.

2- Mejorar la disponibilidad, la accesibilidad y la calidad de los servicios comunitarios dirigidos a la salud mental, además de apoyar el avance de la desinstitucionalización.

3- Impulsar las estrategias y las actividades de prevención y promoción de la salud mental a lo largo del curso de vida.

4- Fortalecer la integración de la salud mental y el apoyo psicosocial en el contexto de las emergencias.

5- Fortalecer los datos, la evidencia y la investigación.

6- Hacer de la prevención del suicidio una prioridad nacional de todo el Gobierno y crear capacidad multisectorial para responder a las personas afectadas por comportamientos suicidas.

De acuerdo a la OPS, son muchos los países en los que aún está pendiente la sanción de una Ley que reconozca a la Salud Mental con perspectiva de derechos, respetando la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) y la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CPCD) como marco de referencia.

Todavía el casi 40 % de países de la región no cuenta con una Ley de Salud Mental que sea independiente y la mitad carece de una autoridad específica en el tema dedicada a evaluar el cumplimiento de los instrumentos internacionales de Derechos Humanos.

En nuestro país, la Ley Nacional de Salud Mental 26.657, sancionada en 2010 y reglamentada en 2013, se inscribe en el campo de los Derechos Humanos al reconocer a la salud mental y la atención de los padecimientos como una condición necesaria para una vida digna.

En su Capítulo II, Artículo 3, la Ley define a la Salud Mental como: " (…) un proceso determinado por componentes históricos, socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento implica una dinámica de construcción social vinculada a la concepción de los derechos humanos y sociales de toda persona (…)".

Que estemos en presencia de un tipo de padecimientos que se extienden en toda la población mundial, en tiempos en que la vida resulta cada vez más difícil en cada vez más regiones del planeta, no es algo que pueda explicarse por la historia natural de las enfermedades solamente. En palabras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), "los determinantes de la salud mental y de los trastornos mentales incluyen no solo características individuales tales como la capacidad para gestionar nuestros pensamientos, emociones, comportamientos e interacciones con los demás, sino también factores sociales, culturales, económicos, políticos y ambientales tales como las políticas nacionales, la protección social, el nivel de vida, las condiciones laborales o los apoyos sociales de la comunidad. La exposición a las adversidades a edades tempranas es un factor de riesgo prevenible bien establecido de los trastornos mentales".

En consonancia con las líneas estratégicas planteadas por los organismos internacionales en materia de salud y salud mental, se han concretado logros como la incorporación de la notificación obligatoria de los intentos de suicidio y suicidios consumados que posibilita analizar datos de todo el país identificando las características con que se presentan en cada jurisdicción estos eventos de salud, posibilitando construir estrategias para la prevención e intervenciones en la posvención.

Desde 2020, en la provincia de Buenos Aires se viene llevando adelante un proceso de transformación de los hospitales monovalentes que implica poner en práctica esta concepción de la salud mental en la salud integral y en el marco de los Derechos Humanos y la dignidad de las personas. Dignidad que refiere no solamente a lxs usuarixs de los servicios de salud mental y sus familias sino también la de lxs Trabajadorxs de esos centros asistenciales.

Una de las publicaciones de la Dirección de Salud Mental y Consumos Problemáticos del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, el Material de Orientación "La salud mental es entre todos y todas", señala:

" () Entonces, desde nuestra perspectiva el campo de la salud mental no se circunscribe a la psicopatología individual, sino que se configura en el marco de la salud integral, es decir como un proceso determinado por componentes históricos, sociales, biológicos y psicológicos cuyo mejoramiento depende de la concreción de derechos humanos y sociales. Así, lo psicológico, la construcción de subjetividad, también depende del lazo social que el sujeto pueda generar en los ámbitos por los que transita y de los cuidados integrales y colectivos.

La dimensión de cuidados integrales apunta a complementar la idea del derecho a la atención. Mientras este último recae sobre los hospicios o centros de salud y se focaliza en el acceso a los circuitos de atención especializados; la noción de cuidados tiene una connotación más integral: fomenta el abordaje interdisciplinario, promueve la corresponsabilidad sobre las juventudes, descentraliza a las instituciones de salud, favorece la concepción de continuidad de cuidados y otorga mayor importancia a la injerencia que tienen las prácticas de la vida cotidiana y el lazo social en el proceso salud / enfermedad / atención / cuidados.

() La salud mental concebida en el marco de los derechos, se apuntala en la afinidad entre la salud y el mejoramiento en la calidad de la vida cotidiana que producen el acceso efectivo a derechos colectivos fundamentales (Identidad comunitaria, ambiente limpio, participación, etc.)".

En Argentina, con la participación intensa de las organizaciones de usuarixs y familiares, colectivos académicos, de Estudiantes, de profesionales de la salud, la salud mental y el derecho, de artistas y Legisladorxs, se ha logrado la sanción de la Ley de Salud Mental, su reglamentación y la conformación de los órganos de revisión de la implementación de la Ley. Se trabaja en la transformación de los hospitales monovalentes, en la creación de dispositivos intermedios y en la transversalización para incluir la Salud Mental en todas las políticas de salud.

Que la Ley exista es un marco insustituible en la legitimación de prácticas en salud mental con perspectiva de derechos. Esas prácticas deben ser llevadas adelante por todxs quienes trabajamos en el campo de la salud mental. Y quienes más se comprometen en encarar las transformaciones necesarias son convocadxs a señalar los espacios y ocasiones de intervención en que los recursos innovadores se tornan indispensables para generar cambios.

Los Estados Nacionales y de las jurisdicciones son quienes deben garantizar que esas prácticas transformadoras sean posibles. El financiamiento para las políticas públicas, la gestión participativa y la formación de la fuerza de trabajo en salud son responsabilidad de los Gobiernos.

En SUTEBA, la Red de Atención Psicológica (RAP) tiene años de inserción en los Centros de Atención Primaria, ofreciendo atención en SM a afiliadxs y sus familias. Además, esa inserción a lo largo del tiempo de psicoanalistas y de psicopedagogxs en los Equipos de Salud promovió la incorporación de una dimensión subjetivante en las prácticas de cuidado que llevan a cabo los Equipos de Salud del Sindicato.

Fuentes:

https://www.paho.org/es/documentos/cd609-estrategia-para-mejorar-salud-mental-prevencion-suicidio-region-americas

https://www.ms.gba.gov.ar/sitios/saludmental/files/2023/03/material-orientacion-bis.pdf

https://iris.paho.org/handle/10665.2/57236

https://www.who.int/es/publications/i/item/9789240031029

http://bancos.salud.gob.ar/recurso/ley-nacional-de-salud-mental-ndeg26657-y-decreto-reglamentario-6032013

https://www.who.int/es/campaigns/world-mental-health-day/2023

https://bancos.salud.gob.ar/sites/default/files/2023-03/Instrucciones%20para%20la%20notificaci%C3%B3n%20de%20Intentos%20de%20suicidio%20al%20Sistema%20Nacional%20de%20Vigilancia%20de%20la%20Salud%20SNVS%28Versi%C3%B3n%201.0%29.docx-1.pdf