3 DE OCTUBRE: DÍA DEL ODONTÓLOGO

Desde SUTEBA saludamos en su Día a todos los Odontólogos y Odontólogas de nuestra institución, quienes desde los Centros de Salud y las UMP luchan y se esmeran todos los días por el bienestar de los docentes, los trabajadores de la educación.

En 1925, durante el Segundo Congreso Odontológico de la FOLA (Federación Odontológica Latinoamericana), y por iniciativa del delegado argentino, se decidió instituir esta fecha como Día de la Odontología Latinoamericana. Por este motivo, cada 3 de octubre celebramos el Día del Odontólogo, coincidiendo con la fundación de la Federación.

Les acercamos una breve reseña de los pioneros de esta profesión en nuestras tierras:

En materia de medicina el hito más destacado es la creación del Protomedicato del Río de la Plata en el año 1779, el primer organismo encargado de los asuntos de salud de los colonos. Luego, fue reemplazado por un Tribunal Médico en 1822.

La Odontología profesionalizada en Argentina incursionaría recién en 1837, cuando llega al País Pedro Balloy, considerado el primer dentista de estas tierras pero diplomado en la Academia París. Sin embargo, fue Tomás Coquet el primer examinador dentista que obtuviera su título en Argentina. Otro profesional oriundo también de Francia sería Juan Etchepareborda y junto con Coquet serían los primeros profesores en lo que aquel entonces se consideraba un "arte"; no por casualidad se les daba este nombre ya que dentista deriva del latín dens, que significa "diente", más la terminación que indica ocupación: artista, oculista, novelista.

En 1853 la Odontología consigue el estatus académico (se la incorpora como parte de la enseñanza oficial y se determina un plan de estudios para tal fin). Este acontecimiento significa un salto muy importante hacia la consolidación de la disciplina. Pero recién en 1891 se crearía la primera Escuela de Odontología, y sería fundada por los doctores Nicasio Etchepareborda y León Pereira.

Y si hablamos de pioneras, la primera dentista fue la señora Ángela Zuluaga de Bouroucona, que obtuvo su título en 1889 y que sin dudas abrió la puerta para que otras mujeres se incorporaran a esta especialidad.