Síntesis de los films

La Marea: Una noche de luna llena Marcos recibe a sus excompañeros del conservatorio de arte dramático en la casa de Palermo a la que se acaba de mudar. Junto a Estela fueron los organizadores del reencuentro con la idea de festejarle a Alejandra, con un asado, su cumpleaños número 40. Solo el queridísimo “negro” podía volver a reunir al grupo… y encima… 16 años después. Ninguno faltará: ni Pablo, ni Ramiro, ni Marisú… ni Pilar con su reciente novio alemán y hasta “el tano” con su señora estarán presentes. Sin dudas, cada cuál tendrá sus motivos para no perderse la cita… Pero ningún motivo será tan claro como el del anfitrión.

Luis Kramer, de Cinefilia - AM América, nos cuenta que "lo primero que debe considerarse al ver esta obra es la seriedad y el profesionalismo con que está realizada. Un nutrido elenco conformado por actores de extracción teatral interactúa en este film componiendo a ex estudiantes de teatro que vuelven a ser reunidos después de 16 años por Marcos. La crisis de la mediana edad, los sueños postergados, las verdades ocultas, las negaciones sociales se cohesionan en sus 10 personajes brindando un crisol de distintas e interesantes extracciones.

Lo más rescatable es el nivel de las actuaciones, muy parejo, y el dinamismo de su cámara que a la manera de las indies americanas no pierde detalle de cuanto ocurre en este reencuentro. Un cine hecho con muy pocos recursos pero con mucho respeto".

Un amor: Lisa (Elena Roger) regresa al país tras décadas de viajes. Con poco tiempo de estadía en la ruidosa Buenos Aires buscará a Lalo (Luis Ziembrowski) y Bruno (Diego Peretti). Juntos, recuerda, conformaron un buen grupo, en los días de adolescencia. Bruno se halla casado, con familia y un buen trabajo en la redacción de guiones para la televisión. Lalo jamás dejó los suburbios y mantiene su taller de automóviles de siempre. ¿Qué fue aquello que los unió a los tres en el pasado? ¿Cuánto de la juventud puede retomarse y cuánto debe quedar en la condescendencia de los recuerdos?

Inspirada en "Un amor para toda la vida", cuento de Sergio Bizzio, Paula Hernández dirige Un amor con dos líneas narrativas definidas: los sucesos del presente y el tiempo pasado, donde Lisa, Lalo y Bruno son interpretados por Denise Groesman, Agustín Pardella y Alan Daicz. Separados en largas secuencias, que suman escenas y escenas en un tiempo para recién después volver al otro, Hernández elude la vorágine narrativa con un criterio claro: el presente es consecuencia del pasado, pero éste último es inasible; no podemos volver a él. Elena-adulta, quien asegura que jamás pudo olvidar la juventud, contrasta con Bruno, quien ha continuado su vida y poco quiere saber de aquellos años. Aun con la formalidad de la gente adulta, sus dos posturas de vida chocan cuando la mujer le plantea juntar el grupo una última vez. La directora Hernández tiene el buen tino de reservarse algunas cuestiones para sostener la película sin recurrir a grandes conflictos ni intrigas argumentales: el pasado, ¿pisado?

De Caravana: comienza con la llegada de Juan Cruz a un boliche cuartetero para tomarle fotos a la “Mona” Jiménez. Muchacho cool y poco curtido en el ambiente, queda impresionado ante la belleza de Sara, quien termina en su “palacio”, para luego volver a su territorio con la cámara del fotógrafo como “souvenir”. Lejos de resignarse o buscar a la policía, Juan Cruz asume el riesgo y recupera la cámara, cuyo material deja entrever ese mundo desconocido y delictivo que estaba a la vuelta de casa y que le genera una mezcla de curiosidad y singular atracción. De allí en más De caravana tiene varios puntos de giros que involucran a la chica y al resto de su clan, compuesto por una travesti y un “pesado” que destila una siniestra simpatía en cada fotograma. Se suman el “Laucha” (la ex pareja de Sara) y los suyos, bastante más drásticos que los antes mencionados.

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